¡SENTAR LAS
BASES DEL MOVIMIENTO JUVENIL POPULAR!
“…los
brazos juveniles baten al viento nuestras ondeantes banderas rojas, emblemas de
la revolución que avanza”. Luis Emilio Recabarren
Todos los problemas de nuestra sociedad se explican y resuelven por medio
de la lucha de clases. Objetivamente, la sociedad está dividida en clases
explotadoras y clases explotadas, en opresores y oprimidos. Así mismo, estas clases
sociales están atravesadas por los denominados sectores sociales, siendo
principales, el sector de las mujeres, de los intelectuales y de los jóvenes.
Estos sectores sociales, (y lo mismo ocurre con las razas), existen en todas
las clases, por lo tanto, existen mujeres, intelectuales y jóvenes opresores y
oprimidos, explotadores y explotados. Por lo tanto, y como lo planteó el gran
marxista latinoamericano José Carlos Mariátegui al referirse a las mujeres, ellas,
así como los intelectuales y los jóvenes, no pueden luchar la misma batalla
juntos, pues tienen intereses contrapuestos según sea la clase social a la que
pertenecen. En consecuencia los jóvenes pueden ser revolucionarios, centristas
o contrarrevolucionarios, según sea su actitud y posición frente a las luchas
populares y a la revolución; y es nuestra responsabilidad acelerar el proceso
por el cual se han de incorporar a la revolución democrático-nacional y después
socialista. Con esta motivación y como parte del proceso de retomar las rojas
banderas de Recabarren desprestigiadas por los falsos comunistas del falso PC
revisionista, y su engendro la mafiosamente llamada jota, hoy se levanta un
Movimiento cuya base principal deben ser los jóvenes campesinos y obreros de
clara conciencia clasista, dispuestos a trabajar por la unidad de las masas
populares, adoptando el estilo de vida de obreros y campesinos principalmente
pobres, estilo de vida, caracterizado por la lucha y trabajo arduo, abrazando la
pobreza, porque la pobreza no es un insulto o una vergüenza, por el contrario,
es una honra, es el impulso vital para
superar las adversidades de la lucha por la revolución que nos convoca.
El Movimiento Juvenil Popular, es una organización generada por la vanguardia
del proletariado, para movilizar, politizar y organizar a las masas juveniles
del pueblo en función de las luchas populares en campo y ciudad, contra la
explotación y la opresión; lucha popular que tiene dos vertientes, por un lado
la lucha económica por demandas inmediatas y por otro lado la lucha política por
la solución definitiva de los problemas del pueblo. La primera es la lucha por
medio de movilizaciones, paros y tomas, por salario y condiciones de trabajo,
es la lucha por más tierra para el campesinado principalmente pobre, y por
demandas en salud, vivienda, educación, etc. En síntesis es la lucha constante
por la supervivencia. La segunda es la lucha armada por la conquista del poder para
el pueblo; para el proletariado y el campesinado que son las fuerzas
principales de la revolución, para la pequeña y mediana burguesía que son los
aliados principales; es la destrucción del viejo orden social y la construcción
del nuevo orden social, destrucción y construcción simultáneas y por partes, que
será incontrovertible realidad a través del proceso prolongado de la guerra
popular dirigida por el Partido Comunista fundado por Recabarren en 1922. No
nos referimos al falso PC de los Fonseca, los Teiltelboim, Neruda, Corbalan,
Gladys Marin o los Teiller de la actualidad; siniestros personajes que
traicionaron al proletariado revisando (por eso son revisionistas) y cambiando
los principios del marxismo leninismo, legalizándose para participar en el
Estado burgués terrateniente, como un partido burgués más, tal como hoy no sin
asco, podemos constatar. Al hablar sobre quien dirigirá la guerra popular, nos
referimos al Partido Comunista de Chile que en proceso de reconstitución desde
el 2009, retoma el marxismo leninismo adhiriendo a su tercera y superior etapa,
el maoísmo; y brega por colocar la ideología y política proletaria al mando de
toda lucha popular. El Movimiento Juvenil Popular comprometido en y para la
revolución democrático nacional y posteriormente socialista, presenta la
siguiente declaración de principios.
¡POR UN MOVIMIENTO JUVENIL
PRINCIPALMENTE DE
OBREROS Y CAMPESINOS!
La situación internacional
Nuestra época es la época de la revolución proletaria mundial y del
aplastamiento completo del imperialismo, la reacción mundial y el revisionismo.
Las fuerzas en contienda son revolución y contrarrevolución; esta contradicción
rige el panorama mundial y en la actualidad se encuentra en su tercera y última
etapa, en la cual la revolución está en ofensiva estratégica contra el imperialismo
que se retuerce en su defensiva estratégica; la perspectiva es el triunfo de la
revolución proletaria mundial con el establecimiento del socialismo en toda la
tierra, y el total barrimiento del imperialismo. Pero esta perspectiva requiere
superar las actuales dificultades internacionales en las que se debate la
revolución y contragolpear las campañas contrarrevolucionarias del
imperialismo, más aun si el oportunismo y el revisionismo están presentando las
campañas imperialistas y aquellas dificultades de la revolución mundial, como
demostraciones de que el imperialismo “todavía puede” frente a una revolución
que “aún no debe”. La tarea es una sola reconstituir los Partidos Comunistas, preparando
en cada país el inicio y desarrollo de una guerra popular por el poder para el
pueblo, y esto solo puede hacerse en lucha implacable contra el revisionismo,
los falsos comunistas y falsos revolucionarios que como en nuestro país,
utilizan fraseología revolucionaria para penetrar en el pueblo, convertirse en
dirigentes de sus luchas, para luego venderlas a las clases explotadoras a
cambio de participar en el viejo Estado. El Movimiento Juvenil Popular debe
aplastar estos engendros que encubren la putrefacción del imperialismo y
resaltar la verdadera contradicción en lo internacional, el tercer momento y
último en que se encuentra y que en ella la tendencia principal es la
revolución proletaria mundial.
La situación nacional
A nivel nacional, las dificultades que enfrentan las masas populares del
campo y la ciudad, se explican por tres problemas que caracterizan a Chile como
un país atrasado contrariamente a la propaganda burguesa, que pretende
presentarlo como un país moderno y próximo a ser desarrollado como los de la
OCDE. Los tres problemas mencionados caracterizan a la sociedad chilena como
una sociedad semifeudal y semicolonial, con un capitalismo burocrático creado y
sostenido por el imperialismo y estrechamente vinculado al capital
terrateniente. Veamos sucintamente estos tres problemas.
Chile es un país semifeudal porque en el campo existe gran propiedad
agraria en manos de un puñado de terratenientes que explotan al campesinado por
el método de la servidumbre, maquillada con el pago de salarios y jornadas
laborales. Junto a esta gran propiedad y en estrecha relación con ella, es
obvio que existen inversiones de la gran burguesía y del imperialismo,
generando proletariado agrícola, lo cual no niega, más bien confirma el vínculo
estrecho entre terratenientes, gran burguesía e imperialismo, los cuales explotan
y oprimen al campesinado minifundista y al campesinado indígena de las
comunidades, aplicando contra estas últimas una política racista y de reducción
de tierras productivas. La gran propiedad agraria es la base material del poder
político de los terratenientes en el campo y por tanto de su poder militar,
considerando que controlan el estado chileno junto a la gran burguesía, pero no
lo dirigen como si lo hace esta última clase.
Chile es un país semicolonial porque formalmente posee Estado y constitución
propia, a lo que los reaccionarios llaman engañosamente “soberanía”, sin
embargo tras esta apariencia formal, Chile es un país dominado por el capital
extranjero, es decir, por el imperialismo principalmente norteamericano y
secundariamente por otras potencias imperialistas. Este dominio extranjero se
produce principalmente a través de sus lacayos la gran burguesía chilena y los
terratenientes.
Chile es un país con capitalismo burocrático, un capitalismo sujeto a los
intereses imperialistas, (por tanto un capitalismo enano, lisiado) y en
estrecho vínculo con capitales terratenientes (por tanto un capitalismo
deformado y enfermizo). La gran propiedad capitalista (el capital burocrático),
es la base material del poder político de la gran burguesía a nivel nacional y
por tanto de su poder militar, más aun cuando es la clase que dirige el Estado
chileno. Esta gran burguesía explota al proletariado y demás trabajadores, y
oprime al capitalismo nacional (pymes, mypes), de la pequeña y mediana
burguesía.
El Estado chileno es el instrumento de dictadura de las clases explotadoras
chilenas, está controlado por los terratenientes y por la gran burguesía,
siendo esta última la que lo dirige. El Estado chileno se apoya en sus dos
pilares fundamentales: las fuerzas armadas y la burocracia estatal; de ambos
principal son las fuerzas armadas, pues son su columna vertebral, como en todo
tipo de Estado. Así mismo el Estado chileno jamás ha dejado de ser controlado
por las dos clases explotadoras, ni en la época de la efímera república
socialista de Marmaduke, ni durante los tres años del gobierno de Allende. Este
último, pretendió engañar a las masas populares prometiendo que iniciaría una
revolución socialista a partir de las elecciones burguesas, respetando la
legalidad burguesa y sin destruir el viejo Estado de la gran burguesía y de los
terratenientes. Tomó medidas paliativas y demagógicas como el vaso de leche,
los aumentos salariales, y otras más importantes como fueron las
nacionalizaciones, con las cuales pretendió fortalecer una de las facciones de
la gran burguesía la facción monopolista estatal, frente a la facción de
monopolistas privados. Pretendió corporativizar a las masas campesinas a través
de la ley agraria Frei-Allende, que regulaba la formación de cooperativas y de
asentamientos agrarios que eran propiedad del Estado y la entrega de tierras a
comunidades indígenas; así mismo intentaron corporativizar a las masas
trabajadoras en la ciudad, con el control obrero de las fábricas intervenidas.
Para poder financiar su programa corporativo y el fortalecimiento de la facción
monopolista estatal de la gran burguesía, se declaró partidario tanto de los
préstamos del social-imperialismo soviético como de las líneas de crédito del
imperialismo norteamericano. Pero su inoperancia e incompetencia mostrada por
él y por los oportunistas y revisionistas de la UP en su intento por frenar y
controlar el ascenso popular que se venía desde los años 60, hizo que el
social-imperialismo soviético desistiera de entregar créditos al segundo año de
gobierno, dejando el terreno libre para que el imperialismo norteamericano
organizara el golpe de Estado de Pinochet. En nuestra apreciación, este golpe
militar tuvo por objetivo principal frenar y aniquilar el ascenso popular, y
castigar a las cúpulas partidarias con detenciones transitorias, llamadas hoy
por los políticos burgueses, “las torturas sufridas por los renovados”
(Bachelet, Vitar, etc.).
Si bien el actual Estado chileno es más débil en el campo que en la ciudad,
se introduce en las zonas rurales a través de las autoridades locales
reaccionarias, de su red de caminos, postas, escuelas, retenes de carabineros,
iglesias y programas sociales como chile solidario, vivienda subsidiada, PDTI,
prodesal, repartiendo subsidios selectivamente e insignificantes capitales de
trabajo; con esta infraestructura el viejo Estado sirve a las grandes
inversiones del capitalismo burocrático en el campo y a los terratenientes,
manteniendo a la mayoría de la población campesina, en un atraso feudal
agobiante para el campesinado principalmente pobre. El dominio imperialista en
el campo es directo e indirecto. El dominio indirecto se produce a través de
los grupos económicos chilenos, y el dominio directo a través del control que
ejerce sobre la producción de alimentos con el objetivo de bajar el nivel de
los salarios, dicho control lo ejerce con las líneas de crédito rural del BID
administradas por entidades chilenas y en segundo lugar con el desarrollo de la
producción de semillas transgénicas. Además el imperialismo está impulsando la
aplicación de planes de educación de la mano de obra rural, apuntando a elevar
productividad, con nuevas carreras técnicas y una especie de ‘diplomados’ con
planes piloto y convenios entre escuelas técnicas rurales, municipalidades y
universidades, y con la implementación de la interculturalidad.
En resumen la lucha de las clases, la lucha de las masas de la cual son parte los jóvenes, giran en torno de
reivindicaciones democráticas fundamentales como la tierra, el salario y las
condiciones de trabajo; y de reivindicaciones nacionales que se resumen en
producción nacional y cultura nacional. Y solo sobre esta base de lucha por
estas reivindicaciones, se puede comprender el problema de la revolución
democrático-nacional.
Las dos etapas de la revolución.
Siendo Chile un país atrasado cuya sociedad es semifeudal, semicolonial y
con capitalismo burocrático, la revolución que corresponde realizar debe servir
a resolver estos tres problemas fundamentales, por lo tanto, debe ser una
revolución democrático nacional. Es democrática porque destruye la
semifeudalidad confiscando la gran propiedad terrateniente con la guerra
popular, es nacional porque destruye la semicolonialidad con la guerra popular,
confiscando la propiedad imperialista y destruyendo toda clase de vínculo y es
democrático-nacional, porque destruye el capitalismo burocrático también con
guerra popular, capitalismo que es soporte de la semifeudalidad y está
vinculado al imperialismo. De esta manera la revolución democrático nacional
defiende los intereses del proletariado, del campesinado y la pequeña burguesía
respetando los intereses del exiguo capitalismo nacional (Pymes, Mypes) que
está en manos de la pequeña y mediana burguesía, más en esta última. Cumplida
esta etapa democrático nacional, la revolución chilena pasará
ininterrumpidamente a su segunda etapa de revolución socialista.
Tareas y blancos de la
revolución.
Las tres tareas de la revolución democrático-nacional son confiscación (sin
pago alguno y con armas en la mano) de la gran propiedad agraria terrateniente
y de la gran propiedad capitalista de la gran burguesía y del imperialismo. La
confiscación de la gran propiedad terrateniente creará la propiedad campesina y
la confiscación del capitalismo burocrático generará la primera propiedad
socialista de obreros y trabajadores, que servirá de base material para el
inicio de la revolución socialista en todo el país.
Los blancos de la revolución democrático nacional son la gran burguesía,
los terratenientes y el imperialismo.
Fuerzas, necesidades e
instrumentos de la revolución.
Las fuerzas de la revolución son de dos tipos: fuerzas motrices y fuerzas
aliadas. Las primeras son el proletariado y el campesinado; y las segundas son
la pequeña burguesía como aliado principal y el ala izquierda de la mediana
burguesía como aliado circunstancial. El campesinado es la fuerza principal de
la revolución, mientras que el proletariado es fuerza dirigente que mantiene el
rumbo hacia el comunismo.
Toda revolución es una guerra de clases, y por ello tiene tres necesidades,
necesidad de dirección o mando único, necesidad de organizar su acción armada y
necesidad de unificar a la población que dirige. Estas necesidades dan lugar a
los tres instrumentos de la revolución: el Partido Comunista Estado mayor de la
revolución, el ejército guerrillero popular y el frente único popular.
La política de la revolución.
La política fundamental de la revolución depende del grado de intervención
imperialista en el país. Hoy se da una intervención indirecta del imperialismo
en nuestra patria, por tanto la política fundamental de la revolución es la del
Frente Único Popular; cuando se dé una intervención directa la política cambiará a la del Frente de
Liberación Nacional. El frente único popular es el problema de movilizar,
politizar y organizar a las masas populares en la lucha reivindicativa por sus
demandas económicas y políticas, en función de preparar, iniciar y desarrollar
la guerra popular. Esto nos lleva a la necesidad de comprender la evolución
histórica de las masas y su constitución actual. Históricamente las masas
populares en Chile han evolucionado desde nuestras raíces históricas plantadas
en la sociedad antigua del comunismo indígena, hasta lo que son hoy, masas de
indígenas, mestizos, criollos e incluso blancos, sufriendo en común aunque con
peculiaridades, la misma y única explotación y opresión de la gran burguesía,
los terratenientes y el imperialismo, opresión ejercida por un mismo y único
viejo Estado, el Estado chileno. Por tanto corresponde trabajar por la unidad
de las masas populares, que como clases sociales explotadas conformarán el
frente único popular.
Forma principal de lucha y camino
de la revolución.
Nuestro pueblo siempre ha luchado por sus demandas inmediatas, pero esta
lucha reivindicativa muy necesaria no es suficiente pues no resuelve en
definitiva los problemas del pueblo postergados generación tras generación.
Solo la lucha por el poder político podrá resolverlos, y la forma principal de
lucha de la revolución no son las elecciones ni las escaramuzas armadas
mezcladas con treguas, pues ambas formas no apuntan a destruir el poder de los
explotadores sino a implorar negociaciones para participar en el viejo Estado.
La forma principal de lucha de la revolución democrático-nacional es la lucha
armada cuya más alta expresión es la guerra popular; y el camino de la
revolución, por el cual se le aplica es el camino de cercar las ciudades desde
el campo, siendo principal el campo, y la ciudad complemento necesario. Ahora,
si ligamos esto con lo afirmado sobre que todo el pueblo sufre la única y misma
explotación y la opresión de un único y el mismo viejo Estado, concluiremos que
en este proceso o se liberan todas las masas populares o no se libera nadie.
Estamos contra la política imperialista de un Estado indígena dentro del
Estado, de un Estado mapuche dentro del viejo Estado chileno, somos partidarios
de la destrucción por partes de este viejo Estado y la construcción simultanea
por partes, del nuevo Estado democrático popular, a partir de la organización
de Bases de Apoyo, regiones rurales en las que se destruye el poder local y se
levanta un poder popular. Bases de apoyo que servirán para extender la
revolución a todo el país. Un proceso armado en que las masas populares se
unifican en torno a la nueva cultura de la revolución, de la organización de la
violencia revolucionaria y de la nueva sociedad libre de explotación y
opresión, y que solo teniendo el poder conquistado en todo el país, será
posible resolver los problemas de la autodeterminación de las minorías
nacionales. Porque la autodeterminación no se reclama a un viejo Estado, más
bien se conquista con un nuevo Estado resultante de la acción armada de las
masas populares, un Estado de ellas mismas, un Estado democrático popular.
Movilizar a las masas de obreros
y campesinos
Sí estas son las características de la revolución democrático-nacional,
cabe preguntarnos como lo hizo en su momento el Presidente Mao ¿Por qué después
de varias décadas de lucha, desde 1922, nuestra revolución no ha logrado
conquistar el poder para las masas populares? Porque aún no han sido
movilizadas las masas trabajadoras de obreros y campesinos que constituyen el
noventa por ciento de la población. Por tanto, se nos presenta la tarea
impostergable de movilizar a las masas de obreros y campesinos y solo se puede
hacer esto integrándonos a las luchas de clases de las masas, criticando el
subjetivismo y el individualismo principalmente de los intelectuales y
estudiantes que con frecuencia se muestran “poco prácticos en su pensamiento y
vacilantes en su acción”, educando en la violencia revolucionaria pues “solo
con el fusil se puede transformar el mundo entero” y en la lucha contra el
revisionismo es decir, contra la pandilla de falsos comunistas e
‘izquierdistas’ que manipulan y traicionan las luchas del pueblo.
EL MOVIMIENTO JUVENIL POPULAR
Los jóvenes del pueblo constituyen un porcentaje importante y una fuerza
formidable de transformación. Los múltiples problemas que sufren se resumen en
la doble opresión que pesa sobre ellos, la opresión de clase, que es general a
todo el pueblo, y la opresión patriarcal, que es peculiar en los jóvenes; de
ambas es principal la opresión de clase, que en el caso de los jóvenes se
expresa en la sobreexplotación de su mano de obra, en el indignante hecho de no
tener tierra y en el tráfico educativo de sus expectativas; y todo esto es
necesario especificar, sistematizar en detalle, y propagandizar. Siendo Chile
un país atrasado, la opresión patriarcal adquiere una connotación feudal
impregnada de autoritarismo y supersticiones, no pocas veces acompañada de mal
trato físico, prohibiciones y hasta reclusiones, todo lo cual se resume en la
superchería de considerar a los jóvenes, ‘menores de edad’ sin raciocinio, sin
intereses, decisión, ni voluntad propios. Frente a estos dos problemas
fundamentales, se levantan los jóvenes del pueblo impulsados por tres factores
que los caracterizan: en primer lugar, son la fuerza más activa y vital de la
sociedad; en segundo lugar son los más ansiosos por aprender; y en tercer lugar
son los menos conservadores. Apoyado en estas características de los jóvenes, el
Movimiento Juvenil Popular se basa en tres criterios:
-
Trabajar por la unidad de las masas populares,
-
Integrarse con las masas principalmente de obreros y
campesinos, e
-
Integrarse en la lucha de clases y estilo de vida de las
masas.
Estos tres criterios constituyen una unidad, no puede aplicarse el uno sin
el otro, pero también hay que diferenciar y por eso afirmamos que de todos
ellos principal es integrarse a las masas de obreros y campesinos. El
movimiento estudiantil en Chile ha cumplido muchas jornadas de lucha contra los
tres enemigos del pueblo, a este movimiento en ocasiones se han unido los
intelectuales populares, específicamente maestros, parvularias, enfermeras,
etc. los que en conjunto forman un gran contingente. Sin embargo no es el
contingente principal de la revolución. Las luchas de los intelectuales y
estudiantes son necesarias, pero por si solas no podrán derrocar y destruir a
los tres enemigos principales del pueblo. El contingente o fuerza principal de
la revolución son los obreros y campesinos, por lo tanto los jóvenes
intelectuales y estudiantes deben ir a las masas obreras y campesinas,
integrarse a sus luchas y acoger su estilo de vida. Al respecto el Presidente
Mao dice certeramente que entre muchas características, la que destaca en las
masas populares es su pobreza, que eso no es malo, es bueno, pues la pobreza
impulsa el anhelo de cambio, de acción, de revolución. Lenin decía que, quien
vive con sus necesidades plenamente satisfechas evidentemente no desea la
revolución, a esto se refería Bertolt Brecht, militante comunista alemán,
cuando escribió que “solo quien no sabe las cosas es capaz de reír” y
actualmente vemos dirigentillos y grupitos de gentes que por su ‘inconfesable
miedo a la pobreza’ se amoldan al orden imperante tras su charlatanería
‘revolucionaria’.
EL Movimiento Juvenil Popular, aplica su línea política específica,
primero, luchando con las masas de obreros y campesinos y viviendo como ellas,
solo así podremos conocer con mayor profundidad sus problemas: la tierra, el
trabajo, los alimentos que faltan, la salud quebrantada, la negra ignorancia,
es decir, solo abrazando la vida de las masas podremos impulsar su lucha por
demandas, actuando de acuerdo a sus necesidades y deseos, respetando su
voluntariedad y desechando toda apestosa presunción de sabelotodo, de
autoritarismo y sectarismo, brindando por el contrario, respeto, dedicación y
camaradería. Así mismo, nos proclamamos partidarios de la filosofía de la
lucha, contra la parsimonia y la conciliación, pues en aguas estancadas solo
crecen zancudos y batracios. En síntesis como el sol a las ocho de la mañana,
los jóvenes del pueblo, del campo y la ciudad, nos rebelamos justamente, contra
todo signo de explotación y opresión, escuchando la voz de nuestro tiempo y
ocupando nuestro puesto en la jornada, en la lucha definitiva de nuestra época
que ningún revolucionario declarado puede soslayar.
Teniendo como base la línea política para el movimiento juvenil expuesta,
presentamos a continuación un esbozo de los principios que nos guían en nuestro
accionar, pues toda acción concreta, parte de una idea sobre el problema
específico a resolver, y esta idea tiene como guía un conjunto de principios
generales y una línea política específica sobre la realidad en que el problema
se presenta.
PRINCIPIOS DEL MOVIMIENTO
JUVENIL.
ESBOZO.
1.
Enarbolar, defender y aplicar el
marxismo-leninismo-maoísmo, aplastando la concepción imperialista, gran
burguesa y terrateniente, aniquilando al revisionismo y superando las
concepciones pequeñoburguesas y derechistas.
2.
Practicar la disciplina y organización proletarias
oponiéndose al anarquismo y a las actitudes libertarias en lo organizativo.
3.
Ir a lo hondo y profundo de las masas oponiéndose a la
tendencia revisionista de quedarse en la superficie y destruir el desprecio a
la experiencia práctica.
4.
Ir principalmente a las masas obreras y campesinas más
pobres y explotadas. Los jóvenes, mejores hijos de ellas son nuestra base.
5.
Movilizar y politizar es impulsar la lucha reivindicativa
en las masas por sus necesidades básicas en función de preparar, iniciar y
desarrollar la guerra popular, elevando su comprensión política paso a paso, en
lucha y respetando su voluntariedad.
6.
Organizar a las masas aplicando el principio clasista de
agrupar partiendo de la posición de clase. Elevar la organización de las masas
es estimularlas a aferrar la concepción y método del proletariado.
7.
tener como estilo de vida el luchar y vivir con las masas
populares principalmente de obreros y campesinos, abrazando la pobreza como
impulso material para vencer adversidades en el camino de la revolución.
Movimiento Juvenil Popular
Chile, Noviembre, 2016